Candela Restaurante trae por el Día del Padre un menú para impresionar a los papás más exigentes: cuatro platos para compartir y un principal para elegir. Como colofón, una deliciosa tarta de queso cremosa
Padre no hay más que uno y, de cara al 19 de marzo, es importante buscar la forma de agradecer todo lo que hacen por los hijos. ¿Y qué mejor manera de celebrar su día que con una comida de impresión? Para no dejar una celebración tan especial al azar, Candela Restaurante presenta un menú de escándalo que hará las delicias de los papás más sibaritas.
Así, para abrir boca, en Candela Restaurante proponen compartir un salchichón y un chorizo de bellota de la sierra de Monfragüe; unas croquetas de jamón, cremosas y con un sabor inigualable que las ha convertido en una de las más cotizadas de la capital; una ensaladilla rusa con langostinos; y unos calamarcitos de potera crujientes con mahonesa de lima que catapultarán al paraíso.
¿Carne o pescado?
Para continuar, los papás podrán elegir entre una lubina a la bilbaína o un entrecot de vaca vieja, con 40 días de maduración y cocinado a la piedra volcánica. El toque dulce lo pone su tarta cremosa de queso, una de las favoritas de la carta y uno de los referentes de la capital.
El menú va a acompañado de cervezas, refrescos, agua y café. En cuanto a vinos, los que prefieran el blanco podrán degustar el verdejo de Javier Sanz; los amantes de tinto, un estupendo Ramón Bilbao crianza; y los del espumoso, un Corpinnat CastellRoig. Todo por 45 euros por persona.
Candela Restaurante: excelencia y calidad
Desde que abrió sus puertas, Candela Restaurante se ha convertido en un local hecho para los madrileños en el que se recuperan sabores, recetas y costumbres de siempre. Su propuesta culinaria respira la esencia de las auténticas casas de comidas, aquellas en las que se ponía sobre el plato el mejor género del mercado tratado con mimo artesano y sin florituras, mientras que sus diferentes espacios –barra, comedor y reservados– permiten desde disfrutar de la informalidad del tapeo y el animado ambiente del bar, hasta acoger encuentros más relajados, de tertulia y sobremesa, con la privacidad propia de las grandes mesas de poder.
Su menú, inspirado en la cocina madrileña, está cuidado y sin florituras. En él, se puede encontrar desde platos para compartir y picar en la barra hasta propuestas más ‘de cuchara’, de esas que requieren sentarse en buena compañía para disfrutarlas con calma y sin agobios. Por su parte, la carta de vinos la compone una cuidada selección de 25 referencias en la que, a excepción de algunos clásicos de alta gama, apuesta por etiquetas de autor, denominaciones de origen menos habituales –Toro, Bierzo, Ribeiro, Ribera Sacra…– y, en general, vinos de buena relación calidad-precio que no engrosen la factura final.
Servicio de coctelería
Su espectacular equipo de cocina se complementa a la perfección con el servicio del restaurante. Los camareros son capaces de generar un clima de confianza, con su trato cercano y amable, a la vez que sirven los platos de manera profesional, con unos tiempos medidos al segundo y sin agobiar ni hacer eterna la espera.
Para los amantes de la coctelería, Candela Restaurante no defrauda. Se pueden encontrar desde lo más clásicos a otros más innovadores, como el mojito de melón, que hacen recordar, casi sin querer, los míticos chicles que muchos devoraban a la salida del colegio. Además, su personal, solícito y siempre dispuesto a generar una experiencia única, es capaz de crear, en el momento, nuevas combinaciones ajustadas a los gustos personales de cada cliente.
También en un reservado
Candela Restaurante cuenta con dos ambientes diferenciados. En la planta superior o planta calle se encuentra la zona de barra, con mesas altas y pantallas para ver el fútbol. Aquí funciona, en horario ininterrumpido, una carta de formato más informal que permite disfrutar de un tapeo de calidad en buena compañía. Para el buen tiempo, la terraza en la parte exterior es idónea para tomar una caña cuando cae el sol en la ciudad.
La planta inferior, por su parte, alberga una sala más formal, con horario y carta de restaurante y con capacidad para 20 comensales y 6 más en una mesa apartada con vistas a la cocina para acoger encuentros más relajados, de tertulia y sobremesa. Además, dispone de dos reservados para 10 y 6 personas respectivamente, para reuniones más íntimas y almuerzos de trabajo, con la privacidad propia de las grandes mesas de poder.
Fuente Comunicae