La Reserva Provincial Parque Luro, La Pampa, es el escenario de un ritual único: el bramido del ciervo colorado cuando se prepara para luchar por formar y proteger su harén. Se trata de una experiencia en un entorno inigualable que fusiona naturaleza, cultura e historia, según fuentes de Visit Argentina
Entre marzo y abril, cuando el otoño asoma en el hemisferio sur, los ciervos colorados de La Pampa comienzan a dejarse ver. Salen del bosque de caldén, donde viven casi todo el año, para formar su harén de hembras e iniciar el período de reproducción. Durante este tiempo, un rugido grave y profundo invade la Reserva Provincial Parque Luro. Es la brama que se desencadena a partir de un cambio hormonal en los ciervos, que rugen para llamar a las hembras y defender sus harenes reproductivos mientras marcan su territorio con una sustancia especial que segregan en esta época o dejan huellas con su cornamenta en los árboles.
En la temporada de brama, los ciervos abandonan su vida solitaria y se desplazan por la Reserva Provincial Parque Luro, un atractivo histórico de la provincia de La Pampa, que se encuentra a 35 kilómetros de Santa Rosa, la capital de la provincia y a una hora de avión de Buenos Aires. Se trata de un área protegida de 7.600 hectáreas que conserva el monte de caldén y otros ambientes como el salitral, el valle y el médano. La historia del ciervo colorado en la región pampeana se remonta a los primeros años del siglo XX, cuando Pedro Olegario Luro lo introdujo como especie de caza en 1907, en lo que hoy es la Reserva, que se caracteriza por los bosques caldén una especie única en el mundo, endémica de La Pampa.
Durante los meses de marzo y abril, en la Reserva Parque Luro, el avistaje de ciervos en brama se desarrolla como actividad de interpretación ambiental. Cuidadosamente diseñadas, estas propuestas son guiadas y en grupos reducidos que salen al amanecer y al atardecer, ya que son los momentos más frescos y los que concentran mayor movimiento de ciervos. Estos horarios permiten también escuchar el bramido y ver como los ciervos se recortan altivos y desafiantes en majestuosos cielos anaranjados. Para observar la brama, se seleccionaron áreas de avistamiento con senderos y miradores construidos bajo estrictos estándares técnicos que buscan minimizar el impacto sobre el ambiente.
El avistaje de brama se completa con una visita al “castillo”, una casona estilo francés construida por Luro y declarada Monumento Histórico Nacional, donde se aprecian la ambientación y el mobiliario Bélle Epoque. Otros imperdibles del “castillo” son la Sala de Carruajes y el Tambo modelo. Se trata de un recorrido guiado con apasionantes historias de lo que fue el Territorio de la Pampa Central, tierra de ranqueles, pioneros, gauchos que conserva una porción importante de caldenal o bosque de caldén con especies exóticas y nativas. Esta actividad permite, además, conocer la cultura de los pueblos originarios con referencias a su cosmovisión y lenguas ancestrales y los visitantes podrán transitar por una antigua rastrillada, una especie de vía que usaban los antiguos pobladores.
La Reserva Parque Luro tiene 5 senderos de diferente extensión y baja dificultad para disfrutar la experiencia de este entorno inigualable. Además de ciervos colorados, se observan jabalíes, pumas, guanacos, zorros y más de 160 especies de aves que habitan ambientes terrestres o acuáticos.
Los visitantes pueden cerrar el día disfrutando de la típica gastronomía local mientras, desde el bosque de caldén, el bramido de los ciervos se intensifica con la noche.
Descubrir el grito profundo que estremece las pampas.
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Fuente Comunicae