Como dice Marc Andreesen, el empresario e inversor estadounidense, “el software se está comiendo el mundo”. En estos días, casi todas las empresas son empresas de software de alguna manera: el software se utiliza para ejecutar nóminas, hacer marketing online, establecer relaciones con los clientes, mejorar la eficiencia operativa, impulsar la innovación o generar ingresos.
Lo que ocurre es que, con frecuencia, los equipos informáticos están sobrecargados de trabajo, trabajando en proyectos críticos que mantienen las empresas en funcionamiento (especialmente durante la pandemia de COVID-19). Por eso, las empresas ahora intentan encontrar nuevas formas de proporcionar a los empleados acceso a aplicaciones modernas que los ayuden a hacer un mejor trabajo de manera más eficiente.
La tecnología que está ayudando a resolver este problema son las plataformas de código bajo o sin código; es decir, entornos de desarrollo visual integrado que permite a cualquier profesional crear una aplicación móvil o web arrastrando, soltando y conectando componentes de aplicaciones. Es lo que ha dado lugar al movimiento llamado ‘ciudadano desarrollador’.
El auge del código bajo
Pero antes que nada hay que aclarar qué es el código bajo. Hace no mucho, crear una aplicación requería de un profundo conocimiento de programación. Hoy en día, en cambio, a través de una plataforma de código bajo, los usuarios pueden dibujar o hablar con una interfaz cognitiva para crear una; ya no es necesario codificarla línea por línea. Esto reduce la barrera de entrada a la creación de aplicaciones, lo que hace que la experiencia sea más sencilla y rápida para cualquiera que desee crear una.
Por otro lado, gracias a estas plataformas de código bajo, los departamentos informático y comercial están más alineados que nunca. Cualquier empleado sólo necesita una idea para una aplicación y la plataforma o el asistente cognitivo le guiará paso a paso, transformando su idea en una aplicación. Ésta es la tecnología que ha dado lugar al concepto de ciudadano desarrollador: los empleados que se dedican a solucionar problemas están ahora empoderados y pueden participar en la creación de innovadoras soluciones.
Sin plataformas de código bajo, los empleados que tienen una idea deben solicitar al departamento informático la creación de estas aplicaciones y no es de extrañar que estas solicitudes a menudo queden al final de una larga lista de prioridades.
Es de esta tensión de la que surge el movimiento del ciudadano desarrollador: un movimiento basado en la idea de que son las personas que trabajan ‘en las trincheras’ las que suelen tener las mejores ideas y sugerencias sobre la mejor forma de realizar el trabajo en un entorno completamente seguro para la empresa. Este concepto permite a las empresas implementar rápidamente soluciones alineadas con los objetivos de negocio de la empresa, en lugar de soluciones de arquitectura completamente integradas que siempre llevan más tiempo y que son más costosas.
El Ciudadano desarrollador y la promesa de la Inteligencia Artificial
Además del apoyo empresarial general creciente, a lo que estamos asistiendo ahora es al comienzo de la democratización de la inteligencia artificial (IA) y del aprendizaje automático. Las empresas de IA están creando entornos de desarrollo intuitivos que permiten a los ciudadanos desarrolladores crear potentes casos de uso simplemente hablando con una interfaz cognitiva, que les guía paso a paso para crear una implementación de inteligencia artificial que probablemente resolverá una amplia variedad de problemas comerciales, como por ejemplo, un asistente informático capaz de restablecer contraseñas o un software de atención al cliente que pueda responder a preguntas de una manera emocionalmente consciente. Estas aplicaciones inteligentes se desarrollan sin necesidad de comprender las complejidades del procesamiento del lenguaje natural o la memoria semántica.
Sin embargo, también es importante tener en cuenta que seguirá habiendo un lugar muy importante en las empresas para los expertos informáticos desarrolladores de aprendizaje automático y de inteligencia artificial. Estos seguirán siendo vitales en la integración de la IA con los sistemas de back-end para poder acceder a los datos de los clientes y de los productos, tener acceso al historial y al contexto para ejecutar tareas.
Pero lo que está claro es que la frontera entre la informática y los negocios es cada vez más difusa, lo que significa que el desarrollo de aplicaciones se está convirtiendo en responsabilidad de todos. El ciudadano desarrollador está creando un nuevo modelo de innovación empresarial y de software. Se trata de empoderar a los empleados con la automatización para resolver sus problemas básicos y darles el espacio y la posibilidad para experimentar y crecer.
La adopción de la IA por parte de los ciudadanos desarrolladores dará forma a una visión única del lugar de trabajo moderno y gracias a esta nueva ola de innovación tecnológica, los líderes digitales del mañana serán empresas que hoy empoderen a sus ciudadanos desarrolladores para impulsar la innovación sostenida en todas las áreas de su negocio.
Manuel Rubio, director general de Amelia en España, Portugal y Latinoamérica