Pese a que la práctica totalidad de la población española ha escuchado hablar en algún momento de la protección de datos e incluso ha tenido que firmar algún tipo de documento relacionado con este asunto muy pocos saben qué es, y como ha influido su llegada tanto a las empresas como a las personas individuales.
El Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) es de ámbito europeo y obliga al tratamiento de los datos de forma confidencial. Por este motivo, cada vez que una persona facilita sus datos debe firmar o aceptar el tratamiento de los mismos por parte de aquellos que los han recibido.
Cuando el RGPD entró en vigor, las empresas tuvieron que adaptarse a los nuevos requisitos, entre los que destacaban la destrucción de documentos de forma confidencial.
Y es que, pese a que hoy en día la práctica todo se realiza de forma telemática y el formato papel va desapareciendo lentamente como una medida para minimizar el impacto ambiental, lo cierto es que siguen siendo incontables los documentos en formato papel que algunas empresas deben custodiar durante años, hasta que sea posible su destrucción.
Sin embargo, tal y como indican desde Tritupapel, empresa dedicada a la destrucción de documentos y al reciclaje, “deshacerse de los documentos que poseen datos de personas no es tan sencillo como depositarlos en un simple contenedor o meterlos en una trituradora de papel. El procedimiento de destrucción confidencial de documentos comienza con su recogida, prosigue con la destrucción y termina con el reciclado de ese papel. Hasta que el proceso no se ha completado no se habla de destrucción”.
Pero, para garantizar aún más la protección de los datos que se están destruyendo las empresas que se ocupan de ello suelen mezclar documentos de distintos clientes, haciendo imposible de esta forma que cualquier extracción de los documentos triturados sirva, como se ha visto en tantas y tantas películas, para robar la información completando un puzle que de esta forma se torna en un imposible.
Pese a lo que muchos puedan creer, los datos son, en la actualidad, de los bienes más codiciados por las empresas.