Según datos de Docuten, una de las soluciones líderes de firma digital, en el primer mes de estado de alarma los documentos enviados a firmar desde su plataforma han aumentado en un 76%, mientras que los accesos a su app se han incrementado en un 235,83%. Ello demuestra que las empresas españolas están viéndose abocadas a una digitalización en tiempo récord
Tras la vuelta el pasado 13 de abril a la actividad de las compañías no consideradas como esenciales en el decreto de hibernación de la economía y la obligación de proseguir en modo de teletrabajo de todas las empresas restantes que puedan acogerse a esa fórmula, el sector laboral en España vive un momento inédito. Con una gran parte de los empleados teletrabajando desde sus domicilios, las empresas se han visto en la necesidad de acelerar su transformación digital, obligadas por la realidad del momento presente.
España ha llegado a este momento con cifras antagónicas en cuanto a conectividad en los hogares e implementación de teletrabajo. España cuenta con la red de fibra en el hogar más extensa de Europa, siendo líderes en hogares conectados. Concretamente, según datos ofrecidos por María Jesús Almazor, consejera delegada de Telefónica España, el país cuenta con 23,1 millones de unidades inmobiliarias cubiertas a diciembre de 2019, lo que representa un 73% del total, contando con más hogares conectados que Alemania, Reino Unido, Francia e Italia juntas.
En cambio, en este país hiperconectado, el teletrabajo era una rara avis hasta el momento. Tan solo un 4,3% de los empleados activos teletrabajaba de forma habitual, según datos de Eurostat. Esta escasa implementación previa del teletrabajo ha hecho que multitud de empresas hayan recurrido en los últimos días a darse de alta en aplicaciones y herramientas destinadas a ellos, siendo la firma digital una de las soluciones más demandadas.
Firma digital, una necesidad en el teletrabajo
Son muchas las empresas que han encontrado en la firma digital una herramienta útil que facilita su día a día. La firma digital es una marca en formato digital que identifica a la persona que acepta el contenido del documento y garantiza su integridad, con el respaldo de la normativa europea y estatal.
Funciona con la misma validez que una firma manual, por lo que se pueden desde aceptar pedidos de compra hasta formalizar nuevos contratos laborales, pasando por infinidad de procesos tales como acuerdos de socios, contratos de proveedores, comunicaciones de ERTES, acuerdos de compra, etc. En una realidad donde la presencia física se torna imposible, la firma digital ha facilitado que todas estas tareas no sufran perjuicios.
Prueba del uso extenso de estas herramientas son las cifras de uso presentadas por Docuten, una de las soluciones líderes de firma digital. Desde el 16 de marzo, día que se promulgó el estado de alarma y hasta el día 12 de abril, con respecto al mismo periodo del 2019, Docuten ha observado que los documentos enviados a firmar desde su plataforma han aumentado en un 76%, mientras que los accesos a su app han incrementado en un 235,83%.
La industria de la alimentación, principalmente empresas productoras de alimentos, y de la construcción, sobre todo de compañías de tamaño medio-grande, son los sectores que más han estado usando estos servicios. En ambos casos, Docuten ha notado una subida de más del 2000% con respecto al mes anterior. Es decir, más de 20 veces lo que estos sectores firmaban con anterioridad. Mientras que, en el sector de la sanidad, en particular el caso de los centros sanitarios, Docuten ha observado una subida de casi el 800%.
Docuten recientemente ha lanzado el mercado, de la mano de Innova Advanced Consulting, la aplicación Docuten eSign, la solución que permite conectar todos los ERPs de Microsoft con la plataforma Docuten y aprovechar todas sus ventajas. Existen versiones de Docuten eSign para Microsoft Dynamics Business Central, Dynamics 365 Finance, Navision y AX que permiten la integración total de Docuten en los mismos facilitando un flujo de trabajo de firma fluido y ágil.
Parece que el teletrabajo y las firmas electrónicas jurídicamente vinculantes han venido para quedarse más allá del COVID-19.