La presidenta de CVE denuncia que pese a que están más formadas sigue existiendo un “techo de cristal” para su acceso en igualdad de condiciones a los cargos de mayor responsabilidad
Las mujeres ocupan uno de cada tres puestos directivos en las empresas de Castilla y León durante 2016, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística (INE). El estudio con variables de submuestra refleja que en la Comunidad, había 61.600 ocupados directivos en 2016, de los que 45.600 eran hombres, el 74 por ciento del total, frente a las 16.000 mujeres, el 26 por ciento restante.
Las cifras del informe recogidas por Ical distinguen entre el cargo de director de pequeña empresa, departamento o sucursal o de actividad grande o media. En el primer caso, se contabilizaron el año pasado 57.900 directivos, de los que 43.000 eran hombres, el 74,2 por ciento, frente a las 14.900 mujeres, que representaron el 25,8 por ciento. En cuanto al segundo grupo, el peso relativo de las mujeres crece ligeramente, ya que de los 3.700 directivos registrados, 1.100 eran féminas, es decir, el 29,7 por ciento; frente a los 2.600 varones, con el 70,3 por ciento
La evolución del colectivo femenino en cifras absolutas es dispar para ambos grupos en la última década. En concreto, el de directores de pequeñas empresas se elevó desde las 13.100 de 2006, cuando representaban el 22,5 por ciento de los 58.000 ocupados totales del grupo; mientras que el de grandes y medias, permaneció estable en 1.100 mujeres, aunque ese año había 10.000 directivos registrados en la Comunidad, frente a los 3.700 de 2016.
Techo de cristal
La presidenta de la Confederación Vallisoletana de Empresarios (CVE), Ángela de Miguel, afirmó que este es un “dato preocupante” para toda la sociedad y denunció que a pesar de que el colectivo de 50 años para abajo tiene mejor formación que el de los hombres, sigue existiendo un “techo de cristal” para su acceso en igualdad de condiciones a los puestos de mayor responsabilidad. “La realidad demuestra que no las mujeres no llegan con igualdad de formacón ni a los mismos puestos que los hombres ni con el mismos salario”.
Una situación que se produce, dijo a Ical, pese a que “las empresas en las que en los puestos de dirección hay talento diverso tienen unos resultados muchísimo mejores”, según se expone, dijo, en un estudio reciente de la CEOE. “La visión femenina es muy importante, no es una cuestión de justicia, que lo es, sino de eficiencia, de rentabilidad”, sentenció.
De Miguel defendió que es preciso seguir implementado política para favorecer la igualdad de oportunidades aunque reconoció que se está trabajando, porque la presencia femenina en puestos de responsabilidad “hace unos años era cero”. Al respecto, abogó por “difundir en la empresa las ventajas de tener mujeres en los puestos de dirección dentro de modelos integradores”. Unos modelos, razonó, con las dos visiones, porque “cubren un campo estratégico mucho mayor”.
Sin embargo, afirmó que es complicado porque las empresas actúan conforme a modelos “estandarizados” en vez de innovar en los procesos de selección, que deberían introducir elementos para acabar con los prejuicios, como los currículos ciegos, por ejemplo. Aseveró que también es preciso un cambio cultural y constató que las propias mujeres tiene “mucha menos confianza en sí mismas” y “nosotras mismas nos limitamos el puestos”, dijo, para asegurar que “cuando una mujer no cumple con el cien por cien de los requisitos no se presenta, los hombres sí”.
Por último, se refirió a la posibilidad de establecer por ley cupos de mujeres en puestos de responsabilidad como se ha plateado en ocasiones a nivel político, una medida “bastante complicada”, dijo, pero que se podría emplear, a su juicio, hasta que su presencia se asuma con normalidad y se den los efectos positivos que aportan.
Importancia estratégica
En la misma línea, desde la Confederación de Organizaciones Empresariales de Castilla y León (Cecale), defendieron la “importancia estratégica y competitiva para las empresas de disponer de suficiente talento. Y, de cómo este talento puede ser facultativo tanto de los hombres como de las mujeres”.
Sin embargo, fuentes de Cecale destacaron que “pese a los avances culturales y sociales registrados en los últimos años, existen todavía problemas de desigualdad”. En este sentido, desde la patronal autonómica abogaron por una mayor implicación de las distintas administraciones públicas, con el fin de disponer de un “marco habilitador de la igualdad real en nuestra sociedad, que abarque todos los ámbitos, educativo, familiar, de empleo, fiscal, etc…”.
La organización empresarial regional aseguró que “abandera y considera pilar básico el hecho de que la capacidad emprendedora no entiende de género, pero el entorno cultural y social también debe favorecerlo”. De este modo, Cecale considera que se ha avanzado en este terreno, pero aún queda recorrido, en cuanto a que “es necesario continuar incidiendo en una educación igualitaria en el espíritu emprendedor, tanto en el ámbito de la enseñanza como en el familiar y cultural”.
Por último, Cecale animó a dar mayor participación y visibilidad a la mujer empresaria, con el fin de que “estos buenos ejemplos animen también a otras mujeres a emprender proyectos innovadores y, al mismo tiempo, acelere el aumento de la participación de las mujeres en todos los ámbitos profesionales de las empresas”.
Más ‘curritas’
El estudio de los puestos por sexo de la EPA en 2016, cuando estuvieron registrados de media un total de 532.800 trabajadores y 431.800 empleadas en la Comunidad, constata que las mujeres sólo superaron el año pasado a los hombres en el grupo de empleado con jefes y sin subordinados a cargo, el de ‘curritos’. El resto de grupos de ocupados con cargo fueron copados mayoritariamente por varones.
En concreto, el INE refleja que en el primer grupo estaba el grueso de los ocupados en Castilla y León, 635.000 personas, de las que 309.800 eran hombres, frente a las 325.200 mujeres. La evolución de los ocupados en este grupo es divergente para hombres y mujeres, los primeros mermaron desde los 382.200 de 2006; mientras que el colectivo de féminas creció desde las 315.400 de ese año.
Los otros dos grupos de ocupados dependientes que completan el estudio están mayoritariamente masculinizados. El de encargados, jefe de taller o de oficinas contaba el año pasado con 76.800 trabajadores, con 52.300 hombres y 24.500 mujeres. Los primeros bajaron respecto a los 55.100 que había en 2006; mientras que las segundas se elevaron desde las 19.700 de ese año. En cuanto al de mandos intermedios, el grupo contaba el año pasado con 54.800 efectivos, 33.500 hombres, frente a 21.200 mujeres. Ambos grupos descendieron desde 2006, cuando el de varones contaba 39.300 ocupados; y el de féminas, con 22.300 empleadas. En cuanto al de mandos intermedios
Por último, la EPA refleja que el global de ocupados medios de la Comunidad en 2016, se completa con 135.500 independientes, sin jefes ni subordinados, donde también predominan los varones, con 90.700, frente a las 44.700 mujeres. Los primeros descendieron en una década, desde los 98.100 que había en 2006; mientras que las mujeres fueron más emprendedoras y crecieron desde las 38.800 que había hace diez años en ese grupo.
ICAL